Gracias a la vida

Como me ocurrió hace más de tres años, allá por un caluroso mes de Mayo, ahora, en una lluviosa madrugada de invierno, LA VIDA con mayúsculas me ha traído un nuevo empujón, de lo que mejor que puede pasarte, un empujón de vida.

Es tu risa en los ojos la luz del mundo dijo Miguel Hernández acertadísimamente, y nos lo recuerdan en el Maternal con la cita en el marco de cartulina donde arropa la foto del recién nacido. Regalo precioso para dar calor al siempre frío entorno hospitalario.

Que razón tenía el escritor. Toda la razón de este mundo.

El momento más puro que la naturaleza nos puede ofrecer, el momento en el que comienza una nueva etapa, un cambio biológico radical, y aún con el cordón umbilical y el cuerpo rodeado de la sustancia grisacea que le ha protegido en el interior de la madre, en ese momento se juntan dos corazones, eso tranquiliza al recien nacido y recibe caricias de quienes se unieron para crearlo. No creo que en mi vida haya sentido una sensación parecida, vivir en primera persona todo el proceso del nacimento, del paso final, del comienzo de todo. Con mi primera hija, Lucía, los nervios me inundaron cuando tras cortar el cordón umbilical me ofreció la matrona que la cogiera, esa imágen no la olvidaré nunca. En esta ocasión, la situación fue más propicia y lo vi nacer. Gracias desde aquí a la matrona Juana y su auxiliar Isabel por hacernos grato ese momento tan complicado. Fali, la madre, y Martín, ahora el benjamín de la casa, se portaron como unos campeones. Y no es nada fácil.


Y es que el momento vivido comprende a la vez la sencillez de lo más humano con lo complejo de nuestra naturaleza. Lo complejo se hace fácil si se sigue el curso de la naturaleza. ¡Qué gozada ser mamíferos! Ante algo tan delicado como un recién nacido no hay palabras que expliquen lo complejo de todo lo que ocurre en esos segundos.
Por eso es una bocanada de aire la llegada de un nuevo miembro a la familia. Sus vidas, la vida, esa es mi religión, mi doctrina, mi ideología, mi partido, mi libertad.

5 comentarios:

Ricardo J. dijo...

Ya te lo he dicho, hermano, tiene carita de nazareno. De nazareno de Martes Santo para ser exactos.

La sonrisa de la vida os ha vuelto a bendedir. Y vivir el instante del inicio de esa vida no tiene comparacíón.

Que el Señor os guarde. Muchos animos y fuerzas para esta maravillosa "chicotá".

el aguaó dijo...

De maravilla querido Antonio. De lujo. Andaba yo preocupado por tu ausencia, y me alegro enormemente que se tratara del nacimiento de tu hijo.

Desde mi humilde posición, te deseo lo mejor de este mundo para ti, tu señora y tus niños. Empieza el nuevo año con el mejor de los regalos. La nueva vida.

Te mando una jarra de agua fresca endulzada con un aromático higo.

Felicidades a ti y a tu señora querido amigo.

Un fuerte abrazo.

Anónimo dijo...

¡Cuanta felicidad en tus palabras!
Es una bendición tener una casa llena de vida.
Os deseo lo mejor, de todo corazón.
Un abrazo.

María

eres_mi_cruz dijo...

Te entiendo perfectamente...

Diego Romero dijo...

Muchas felicidades, amigo.

No hay nada en la vida que se pueda comparar con ese momento.

Enhorabuena.