Excavaciones

La historia de un país, de una civilización, no puede permitirse el lujo de saltarse una de las capas que lo van formando, tanto a las personas vivas como a las que quedan sepultadas bajo la tierra que un día pisaron. Eneko volvió a resumirlo en una de sus viñetas. Gracias por ahorrarnos horas de escritura recursiva y repetitiva.

Nunca les dijo nada

nunca les dijo nada
pensó siempre en lo mejor
callar para estar vivo
hablar para el enterrador
nadie nunca supo nada
ahora que tanto se habla
encañonó al mismo tipo
que diera muerte a su banda
encontrar un dictador al final
de su arma recortada
y no disparar certero
le faltaron las agallas
hubiera caído muerto
el que traicionó a la patria
y se hubieran salvado así
los de su sangre y su banda
nunca les dijo nada
y hasta el general asesino
dejó muda la palabra
para que no se supiese
que en una noche de farra
un rojo de cuerpo y alma
lo tuvo durante un minuto
con un pie en la cloaca

¿Por qué no se venden sellos?

Aún me quedaban cinco minutos antes de recoger a la niña de la guardería. Fue lo que me vino a la cabeza en ese momento tras aparcar el coche y darme cuenta que había encontrado aparcamiento de forma tan rápida. No me lo creía, y me acordé de una carta que tenía pendiente de enviar. Un amigo con el que me escribo desde hace años. Quizás algún día lo conocería en persona. Me faltaba el sello. ¿Un estanco? en la avenida, ¡ah! pero si han puesto uno nuevo aquí justo, parece que está empezando, estará abierto, sí, no tiene puesto carteles pero, mira está abierto, sale un cliente, tiro para adentro, no tiene muchas cosas, ¡Hola buenas tardes! ¿Habrá alguien dentro?¿Y ese ruido?¡Hola buenas tardes! ¿Hay alguien? ¿Y ese ruido?¿La persiana? ¡¡Coño!! qué se está bajando, pero ¡oiga! quien está cerrando esto, qué estoy dentro, me cago en la leche, ¿A quién llamo, tengo el móvil? En milésimas de segundo la escena de José Luis López Vázquez en 'La cabina' es lo único que viene a mi mente, me arrimo a la persiana, y grito como un descosido... ¿Hay alguien pasando por ahí?, ¿hay alguien? Pasan los segundos de forma agolpada pero los siento uno a uno como las gotas que empezaban a resbalar por mi cara. Sí señora, mire le hablo desde dentro del estanco, sí que está cerrado pero yo estoy dentro, mire, por favor, el dueño ha cerrado sin saber que estoy aquí, debe estar en la misma acera, pregunté, grite por el dueño del estanco, ha debido de salir y cerrar desde fuera, y no me vió entrar... señora no lo se, no lo conozco, ayúdeme por favor, pregunte por el del estanco....

La persiana se abrió lentamente, el aire empezaba a llenar de nuevo aquella estancia tan vacía de objetos pero tan iluminada como una sala de operaciones, escuchó voces fuera, y por fin puedo salir, en la puerta está el estanquero con dos o tres amigos con los que se había parado en la esquina a charlar. Menos mal. En la acera de enfrente, el zapatero, los de la sauna, los de la inmobiliaria, todos cuchichean entre ellos y entre risas, mirándome, el estanquero pregunta qué ha pasado, incluso me regaña, no me salen las palabras, y espero unos segundos antes de irme. El comerciante había usado un mando a distancia para cerrar tras salir por la puerta y se iba con los compadres sin mirar hacia atrás. En ese momento entraba yo. No quise hablar mucho, me fui reponiendo del susto, había que recoger a la niña, aparentar normalidad. Respirar, tragar saliva. Sólo quería comprar un sello fue lo que me salió más contundente. ¿Sellos?, me dijo, no vendo.


Cuatrocientos noventa y seis (I)

Tener un amigo multimillonario, altruista y devoto de sus amigos era un privilegio al alcance de muy pocos, y gozar de las cintas en su sala de cine particular con una pantalla gigante que al concluir la película se elevaba y dejaba ver parte de Skagen y la inmensidad del Skaggerak, al norte del mar del Norte, eso, era un placer al alcance de muy pocos. Cita obligada cada martes a las once. Él y el anfitrión. Nadie más. Sonaba un fandango. Cantaba Gracia Montes en aquella película de Bardem. Se vió entremezclando recuerdos, tiempos de vida en España. tiempos de guerra, tiempos de muerte, tiempos pasados. Domingos de resurrección. Espacios perdidos. Era la primera vez que veía la película. Aquello no lo esperaba.

Amor,
¿por qué no viniste, amor?
esta noche y la pasada
estando la noche clara
y el caminito andado
sabiendo que te esperaba

En ese instante entró su mujer. Los tres se quedaron en blanco. Esta interrupción sólo podía indicar algo inesperado y grave. Habló tras dar dos minúsculos pasos en la sala. 'Cuatrocientos noventa y seis'. ¡Den barket i den viking nøjere barket! JEG lad være tro på den happenstances. Notere opfylde hos jeres forpligtelse. På gensyn Lucas. La réplica del filántropo fue contundente. El matrimonio salió corriendo. Y el anfitrión volvió a sentarse, otra vez absorto mirando a la pantalla en blanco, alzó la mano y movió de forma elíptica el dedo índice. Volvió el ruido del motor. Había que acabar aquella historia.

El extraño caso de Nito el gusanito (I)



Nito el gusanito sube hasta el farol
y después se baja cuando sale el sol
al llegar la noche se vuelve a subir
y muy calentito se duerme por fin

No quisiera precipitarme en mis conclusiones, y como siempre su ayuda para la resolución final será de vital importancia. Por ello, doctor, quisiera plantearle unas cuestiones relativas al papel, al sobre, al estampado de la oficina de Correos, y no lo olvide... cómo llegó a nuestras manos. Siéntese pues, y permitame fumar mientras tanto, la cadencia de este tabaco del viejo coronel harán más comprensible mis explicaciones. Luego ya entraremos en otras consideraciones. Y no dude en callar cuando le surjan dudas.Ya sabe lo que me molestan las interrupciones.
(.../...)Amigo no podré responder a su pregunta hasta dentro de cinco minutos. Entonces sabremos lo que nos interesa ¿que hizo Nito durante el día, mientras hubo sol?
(.../...) ¡Hola! Señora Hudson a la hora señalada... ¿supongo habrán llegado nuestros invitados?, hágalos pasar...Mila la hormiga, Rita la mariquita...

Apoyo sin fisuras

Mi apoyo total a Luis García Montero en estos momentos tan duros. Mi adhesión a su causa no tiene fisuras. Aún siendo como soy analfabeto en materia poética desde la primera vez que lo escuché y cada vez que leo sus artículos siento que la palabra libertad de expresión toma su valor verdadero.


"Todos nosotros, profesores, alumnos y ciudadanos, nos sentimos condenados por esa misma sentencia y queremos hacer público nuestro refrendo a la trayectoria del catedrático Luis García Montero, al valor de su magisterio y a su contrastada defensa de la dignidad de las personas y las instituciones libres. Perdemos a alguien muy valioso y nos quedamos con lo que hay. Y no sabemos callarnos"

Addendas

En la web del programa La Ventana como nos indica Dama podéis escuchar la entrevista.

Ellos

 
El genial Forges sabe plasmarlo con magisterio.
Ellos nunca pierden.
Blanco y en botella.