María nos proponía en su blog un desafío envuelto en forma de regalo que yo le devolví en forma de comentario y aquí ahora a modo de experimento desenvuelvo para todos. Había que escribir un texto usando estas palabras: VIDA, AMOR, LITERATURA, SEXO, VIAJE, CINE
No me dio sexo, no me dio literatura de piel escurridiza, no quería viajes de por vida, no quería películas de cine con sonido dolby, resultó que quería amor. Y la dejé por imposible.
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Cómo las flores silvestres, auténticas y libres, los lectores y comentaristas del Callejón nos aportan semillas para que la primavera sea más primavera aún...
El aguaó...A veces pienso que estar contigo me da vida. No sólo es por el sexo es por algo más. Es por algo extraño. Algo que hasta hoy no conocía. Ni siquiera lo había visto en los libros o el cine. Me siento como inmerso en un viaje de ilusiones, con vértigo constante y pellizco en el estómago. Me siento feliz. No sé... quizás esté loco. No pretendo nada. Esto no significa nada. Sólo es un grupo de palabras juntas, no es literatura. Creo que es... creo que es Amor
Mayte...Vida envuelta en tu amor, palabras deslizadas por tu sexo, literatura inagotable de mi viaje interno poblado de tu aroma, tus sentidos y el paisaje de tu mirada como escenario de un viejo cine olvidado.
mrrm...Propongo un viaje. Un viaje por un libro; algo espectacular, de cine, no mejor no; algo más cercano, que hable del amor, si, con un poco de sexo, pero del que aparece insinuado y sensual. Pero una buena literatura, además de todo esto tiene hablar de la vida. Buen viaje.
Juanma...Quizá el amor no sea más que un invento del cine. Al igual que la vida, talvez invento de la literatura. De lo que estoy convencido es de que el sexo es un viaje por tu cuerpo...un amor de cine, un momento de la vida que merecer convertirse en literatura. Sube, amor: quiero iniciar un viaje contigo, sexo o cine me da igual. Ahora sé que quiero tu vida. Toma la mía.
dama...Como de una historia de esas que se ven en el cine, el encuentro con su cuerpo aquella tarde por casualidad para reencontrame con el sexo pasional que desconocía me hizo pensar que es posible sin amor. Un viaje a través de los sentidos. Fue como la buena literatura, como ese libro que se lee una vez en la vida y te marca eternamente para siempre jamás.
La manijera del caos...A los setenta años pocas cosas te quedan ya por hacer; y tal vez por eso, a él le gustaba hacer lo mismo al caer la tarde. Se sentaba en un sillón que miraba a la ventana, encendía un puro, veía caer el sol y sobre todo recordaba. A veces con fotos cerca, la compañía de un libro o recuerdo. Había tenido una vida plena, una vida de cine, había logrado vivir de la literatura, había disfrutado de los viajes, las fiestas, el sexo, los amigos, incluso en un tiempo, conoció el amor… Había tenido una vida plena, y cada tarde, al caer el sol, se sentía más vacío.
Luz de gas...Salimos del cine y nos metimos en un bar de esos donde el sexo puede parecer más fácil. Nos encontramos con Esteban que venía de un viaje por Turquía, venía con su último amor, un estudiante de literatura. Nos tomamos una copa y nos fuimos a casa. Esta es mi vida.
América...La literatura era su vida...Dias enteros escribiendo...Es hora de dormir...En un rato...Apaga las luces ven pronto.
Donde se quedo el amor, la ternura a pasión y el sexo,ella lo mira desde la ventana lo siente está ahí! ...
No tiene conciencia del viaje final ,su memoria es una pantalla de cine sin imágenes...Algo a robado sus recuerdos, instantes de lucidez devuelven el brillo a sus ojos ...estás ahí! ...
Quiero que me lo devuelvas!....Nuevamente sus ojos se hunden en el vació... El Alzheimer se lo llevo todo.
Zapat...Siempre quiso hacer un viaje de cine, al corazón de África. Apenas le quedaba tiempo de vida, el médico fue todo lo realista que ella le pidió con su diagnóstico. Lo había interiorizado, no se concedería tiempo para las lamentaciones y la autocompasión. Quería amar sinceramente, dejando salir lo que tanto tiempo había ocultado y hacer en los días que le quedaban todo lo que no pudo hacer en años.
Llamó a Claudia esa misma tarde. Claudia había sido su amor oculto de juventud. Nadie lo supo entonces ni lo sabía ahora. Aquello lo dejaron por imposible; demasiados riesgos para la época que les tocó vivir. Era profesora de literatura en el instituto en el que estudiaron y se conocieron. Quedaron al día siguiente a la salida del instituto, como en los años dorados que disfrutaron.
Fueron a almorzar al restaurante favorito de María; pequeñito, coqueto y con un ambiente muy familiar en el que era fácil sentirse a gusto. Cuando María comenzó a contarle a Claudia sus planes sus manos se rozaron y se agarraron con fuerza. Una lágrima de emoción recorrió la mejilla izquierda de Claudia. No se habían tocado así desde la última vez que tuvieron sexo, tantos años atrás que un escalofrío recorrió todo su cuerpo.
Lacava...No sólo literatura
necesita nuestra vida
para curar las heridas
que produce su andadura
que como en un cine, a oscuras,
busca su acomodador,
que con su luz dé esplendor
y compañía a tu viaje…
Será el mejor equipaje:
más que sexo, se llama amor.
Fauve...Durante mi vida tuve mucho amor, aunque preferí el sexo: era joven, demasiado joven. Sabía apreciar la literatura, que no me podía faltar, pero sí el amor. Amaba ir de viaje, odiaba el cine (los cines, más bien). Hasta que descubrí que lo que realmente importa es... la vida.
Porque sin ella no hay amor.
Pero me di cuenta cuando ya estaba muerta.