El ascenso.

Dijo que un día escribiría sobre la mayoría del montón. Sería ese día en que abandonara la parte de abajo, escale hacia mejores vistas entre la multitud, siguiendo dentro del montón pero donde igual un viento de inquietudes y soberbia entremezclados le hacía olvidar de donde venía . Vaya, y así fue. No tardó más de tres días en borrar aquel mensaje de whatsapp.

Días de lluvia

Estos días de lluvia y viento son de esos que se pone uno a hacer cosas, no termina nada, acumula deseos pero se acaba la jornada, la lluvia y se queda uno con la sensación de no haber hecho nada.

Vida virtual.

Llegó el turno de la defensa final del acusado, ese momento en que el abogado defensor expone los motivos por los que no hay caso ni elementos punibles en las acciones de su defendido. Bien lo tenía controlado, estudiado hasta el último de los detalles, cubriendo las posibles muecas del jurado, incluso sin salirse de la línea acordada realizaar algunos giros que reforzaran la inocencia. Es era su trabajo  y allá iba cuando la mano de Ramiro freno su brazo, su cuerpo y su carrera, que estaban ya casi ergidos delante de la larga tribuna. "Déjame a mi, esto tiene que ser rápido", una mirada explícita del abogado no bastó para frenarle. Aclaró su voz, y se dirigió a los presentes, "Nada de lo que he hecho desde mi ordenador ha causado problemas, sencillamente me denunciaron por conseguir ser feliz abandonando mi vida que se ve por la que no tengo más remedio que vivir, la virtual soñando estoy allá donde no puedo, reviviendo con los ojos y voces de los que si estuvieron. Me quieren encerrar para que no pueda ser libre a mi manera. Les duele la diferencia."

He vuelto a verlo.

He vuelto a verlo. Esta vez paso algo más lento que la anterior pero todavía no consigo retenerlo bien en mi retina para describirlo. No parecía que el viento le molestara que tuviera que luchar contra nada, iba rápido, muy rápido pero suave. Iba, se fue, pasó. 

Sí, desde aquí, he visto pasar a un hombre libre. Hoy, hace un rato.